Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

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El negro Mena le decía al Tieso que, para ser un bebé, era muy tremendo, que cómo era posible que mi culo fuese tan pequeño y tan tragón, que ni siquiera muchas de sus novias eran capaces de meterse toda su polla, pero admitía que follarme le había gustado tanto que estaría encantado de follarme de nuevo, pero en ese momento mientras ellos dos hablaban, el Tieso se masturbaba y yo se la chupaba. Aparecieron los otros dos escoltas y se sorprendieron al ver aquella escena, pero el Tieso dijo que siguieran y que si querían unirse que yo estaría encantado también de mamársela a ellos.

Los escoltas apenados siguieron y pasaron por nuestro lado, pero viendo cómo me metía casi toda la polla del negro en mi boca, al dejar la compra en la cocina, vinieron al salón, se sentaron cerca y se pusieron a fumar cigarrillos mientras observaban como me pajeaba y a la vez se la chupaba al negro Mena.

Le decían al negro Mena que esa polla no era normal y sonreían, pero no aguantaron, se sacaron las suyas y empezaron a masturbarse allí mismo, pero el Tieso, le dijo al negro Mena, que se tirara a la alfombra mientras yo se la chupaba en posición de perrito, luego vino él y me metió la suya y allí mismo me empezó a follar delante de todos ellos.


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