Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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En el camino, estando yo solo, mi padrino se metió por calles muy oscuras y pude ver que en ciertos lugares había movimientos extraños. Al llegar a la última parada, nos bajamos y tuvimos que sacar parte de la carga de los productos para su esposa Rosalba, para luego él seguir solo de regreso hacia Sameco donde estaban los puestos principales.
Nada más bajar del motocarro, vi que era una esquina donde había una empresa de pollos en frente de él, un parking gigantesco, donde los carros pesados de transporte de diferentes sectores guardaban todos los días sus carros, es decir que el suelo era mero polvo. Nos encontrábamos bajo un puente de una autopista, con subida y bajada. Frente a nosotros se encontraba un motel y al lado una discoteca. La zona en sí era un polígono industrial.
Cuando bajamos los termos llenos de café y otros complementos para preparar allí, pude notar que al fondo del parking en medio de la oscuridad salía un hombre con pasamontañas negro empujando un carro, que era donde Doña Rosalba tenía sus implementos* de trabajo.