Читать книгу Las bases del yoga. El origen del hatha-yoga, los nathas, y su expansión en Occidente онлайн

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El yogī desea vivir en la divinidad, respirar la divinidad, reconocer la divinidad en su propio corazón. En su camino debe soltar todo aquello que lo limita; esta es su meta. En el sentido tradicional, el yogī no es aquel que asiste a una clase de haṭha-yoga de siete a ocho y media de la tarde y allí practica algunos āsanas. El yogī es el que vive inmerso en el yoga y su práctica abarca todos los aspectos de su vida. Para él todo acto es un acto yóguico, un acto sagrado –cómo camina, respira, come; cómo trata a su hijo, a su empleado; cómo trabaja en su empresa; qué lee; qué mira; con quién comparte su tiempo, etcétera–. Cada instante de la vida del yogī forma parte de un proceso de transformación cuyo fin es trascender las limitaciones y abrazar la infinitud.

Como profesores de haṭha-yoga, sabéis muy bien que presentar el yoga de manera adecuada es un gran reto. Vivimos en una sociedad que ha perdido el sentido de la trascendencia y de la sacralidad. Vivimos condicionados por una cultura cada vez más materialista y vulgar, en la que se valora especialmente la inmediatez; estamos bajo el influjo de unos medios de comunicación –o, mejor dicho, de manipulación– que promueven el egoísmo y el hedonismo, totalmente alejados de una auténtica cosmovisión. El ser humano moderno o posmoderno ha quedado reducido a un productor-consumidor, a alguien que paga muchos impuestos, vota algunas veces e imagina ser libre. Por medio del yoga podemos acogernos a una cosmovisión en la que el ser humano forma parte de un cosmos sagrado. Es muy necesario resacralizar nuestras vidas: este es el gran reto del yogī.

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