Читать книгу Jugar a ser Dios. Los dilemas morales de la ciencia онлайн

34 страница из 38

¿Hay algo malo en querer elegir el sexo de un hijo? Dado que la fecundación in vitro permite hacerlo sin tener que recurrir a un aborto, que sería la única manera de afrontar el problema en una concepción normal, ¿por qué lo vemos como algo negativo? El niño no sufre ningún daño, ¿verdad? Este argumento se podría discutir citando la política de China de tener solamente un hijo, a la que nos referimos con más detalle en el capítulo 3, y los problemas sociales que se derivan de las preferencias culturales que a menudo consideran tener un niño mejor que una niña. Incluso antes de la aparición del diagnóstico genético preimplantacional, la población de niños en ciertas regiones de China y de la India se decantaba mucho hacia los niños, lo que implica que el aborto selectivo e incluso el infanticidio de bebés hembras era frecuente. Un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud en el año 2011 estimaba que actualmente la proporción en algunas regiones de Asia central es de 130 niños por cada 100 niñas. Si escoger el sexo mediante fecundación in vitro estuviera permitido en estos países, las estadísticas mostrarían con toda seguridad una tendencia aún mayor hacia los varones. Nadie puede garantizar que este problema no se extienda a otros países si de repente se pone de moda tener niños y no niñas. Teniendo en cuenta que esto pone a los varones en una importante desventaja, tal y como veremos, hay razones de peso para evitar que la selección del sexo llegue a ser una práctica habitual.

Правообладателям