Читать книгу El tercer sector en España y en Europa. Crisis y resilencia онлайн
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Desde los años ochenta, el incremento de los fondos públicos destinados al sistema va acompañado de la implantación de nuevos servicios sociales. Se crea una red pública básica de servicios sociales en torno a la cual existen diferentes formas de colaboración con el tercer sector. El sistema mixto de bienestar español se edifica mediante dos vías principales, por un lado, los gobiernos estatal y regionales financian y regulan los servicios ya implantados por la propia iniciativa social y privada y, por otro lado, implantan nuevos servicios sociales, como los servicios sociales de ayuda a domicilio o nuevas residencias para personas dependientes, con financiación pública pero con producción/gestión privada, recurriendo primero a la iniciativa social (cooperativas y otras entidades no lucrativas) y crecientemente a la iniciativa privada lucrativa. Se inicia con ello una onda larga de mercantilización y de privatización de estos servicios (Chaves y Sajardo, 1999).
En una fotografía de la situación a mediados de los años noventa, para Cataluña, se constataba que el 20,5% de las plazas residenciales para personas mayores eran de carácter público, un 35,7% de entidades sin ánimo de lucro y un 43,8% de entidades privadas mercantiles (Ruiz Olabuénaga, 2000 basado en datos de IDESCAT). El grado de dependencia de los ingresos monetarios de las OTS de servicios sociales respecto de los fondos públicos se había aproximado ya en 1995 a los niveles de los países del entorno: de los 2.829 millones de euros de ingresos monetarios de ese año, el 48,3% procedía de subvenciones y contratos con las AAPP, el 31,2% de las cuotas y pago por servicios y el 19,5% de las donaciones privadas (Ruiz Olabuénaga, 2000). El flujo financiero público ha tendido a la concentrarse en un reducido número de entidades, lo que ha favorecido su crecimiento. Estas últimas OTS integran el primer tipo de OTS indicado más arriba, e incluyen también a las denominadas «entidades singulares». El resto de TSO, la mayoría, han permanecido atomizadas, con tamaño pequeño o mediano. Los colectivos más atendidos por las OTS eran, por este orden, personas mayores, personas con discapacidad, infancia y juventud.