Читать книгу El tercer sector en España y en Europa. Crisis y resilencia онлайн

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Entre las nuevas tendencias se encuentra la creación de clubes no afiliados a federaciones competitivas, sino orientados al deporte como actividad recreativa. También se han reconocido nuevas federaciones de nuevos tipos de deportes (Observatori Catalá de l’Esport).

Una relación clave para los clubes deportivos es la que tienen con las administraciones públicas, especialmente las locales. A diferencia de Alemania, en España el agente central del sector deportivo es el sector público. En el país germano impera un modelo de subsidiariedad, de modo que el sector público delega en una gran organización, la DSK, la cual es propietaria de las instalaciones, servicios y goza de importantes ventajas fiscales. En España, en cambio, impera una relación de colaboración, entre Estado y tercer sector deportivo, con una posición hegemónica del Estado.

Las entidades asociativas presentan cierta capacidad federativa para negociar con los poderes públicos. A menudo incluso disponen de excelentes relaciones informales con los poderes locales (Heinemann, 1999). «Disponemos de una excelente relación de colaboración con el concejal de deportes, quien nos consulta sobre múltiples aspectos y proyectos que tienen que ver con la política deportiva» (Entrevista directivo de OTS deportiva, 5). Los siguientes datos ilustran esta realidad: el 94% de los clubes deportivos catalanes afirman tener relación con su ayuntamiento y la mitad con entidades regionales o comarcales, como el Consell Català de l’Esport. Estos clubes valoran positivamente su relación con los poderes públicos locales, relación que se centra sobre todo en la cesión de las instalaciones deportivas municipales y en facilitar recursos (económicos) al club (Pérez y Viñas, 2010). Autores como Blanco (2008: 26) son más críticos, y perciben una cierta marginación de las asociaciones y fundaciones deportivas en relación con la colaboración en la gestión de infraestructuras deportivas públicas, frente a la relación de subordinación de las empresas deportivas privadas. No obstante, hay excepciones, como en Cataluña, donde se han planteado cláusulas sociales para el deporte, que van más allá de la mera subvención o cesión del uso de las instalaciones, trabajando en dirección a una cesión estable de la gestión de las instalaciones deportivas.

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