Читать книгу Mueve tu ADN. Recuperar la salud con el movimiento natural онлайн

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Cuando queremos ponernos en forma, lo típico es que lo que nos preocupe sea si hemos ido a montar en bici o no –es decir, si hemos entrenado–, pero cuando se evalúa el movimiento o el ejercicio en función de las consecuencias que este produce a nivel celular, hay que ser más específico. ¿Cómo has montado en la bici? ¿Has ido rápido o lento? ¿Cuesta arriba o cuesta abajo? ¿Y qué has estado haciendo con la parte superior del cuerpo? ¿Ha estado apoyada sobre el manillar? ¿Y qué hay de tus partes nobles? ¿Han estado presionando contra el sillín o, por el contrario, has utilizado uno de esos sillines que tienen un agujero central (en cuyo caso la presión mayor se ejercería en las zonas aledañas a tus genitales y no directamente sobre ellos)? Independientemente de cuál sea la actividad que realicemos, cuando se trata de la salud las cargas que se crean resultan de suma importancia.

Cada fuerza particular crea unas condiciones únicas y concretas en las células en función de su intensidad, su ángulo y su velocidad de aplicación. Del mismo modo que hacemos con los nutrientes, siempre podemos descomponer un perfil de carga en partes más y más pequeñas. En las investigaciones llevadas a cabo para analizar las lesiones de los tejidos, las variables de aplicación de una fuerza que determinan su perfil de carga son, entre otras, la magnitud, la ubicación, la dirección, la duración, la frecuencia, la velocidad y la variabilidad.


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