Читать книгу La constelación tercermundista. Catolicismo y cultura política en la Argentina 1955-1976 онлайн
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Debo recordar aquí la teoría católica de la revolución. La licitud de esta depende de la concurrencia de tres motivos. Primero, que la tiranía haya perjudicado al orden social entero de grave manera; segundo, que se hayan empleado en vano todos los medios pacíficos para contenerla; tercero, la revolución no debe causar un perjuicio mayor todavía que el engendrado por el régimen que quiere derrocar.
Así como es indiscutible, por lo menos el criterio mío, que estas tres condiciones se reunieron para justificar la revolución del 16 de septiembre, así no es menos claro que hoy ellas no existen para dar pie a una acción que intentara abrogar el orden de cosas actualmente establecido. (Franceschi, 1955a: 944-945)
Aunque Franceschi no dudaba, como la mayor parte del antiperonismo “radicalizado”, de que el peronismo era filiable a los regímenes totalitarios, reconocía también los alcances inclusivos de sus políticas sociales. Esta última lectura lo ubicaba, pues, más cerca de la valoración que el antiperonismo “tolerante” –en sus distintas variantes– hizo del gobierno depuesto. En su caso, dicha valoración no era nueva, sino que se nutría de un catolicismo social, que luego de la experiencia justicialista debió admitir que muchas de sus consignas se habían convertido en realidad a partir del Estado peronista. Si acaso en aquellos años, durante una etapa prolongada, los editoriales de Franceschi no cargaron las tintas sobre las aristas más espinosas que erosionaban la relación Iglesia-peronismo, dicho silencio no podía confundirse con simpatía alguna hacia el justicialismo.