Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн

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Como veremos en el siguiente capítulo, los normaliens católicos eran conocidos como talas. El 10 de marzo Vilar ya conocía las reacciones de sus corresponsales. Las dos mujeres, por lo que parece, no habían escatimado las quejas y las críticas y él estaba dispuesto a «destruir, palabra por palabra, los argumentos» llegados de Montpellier. Especialmente los de Marie:

ella no me reprocha por haberme marchado por no tener nada que decir; sino por no tener nada que decir; y en cambio, si yo me reprocho algo es justamente lo contrario; porque yo me pregunto si uno no puede llegar a inventar una respuesta = en cualquier caso yo continúo estando persuadido de que hice bien en salir porque habría suspendido sin ninguna duda, no tenía suficientes precisiones... sabía vagamente algunas notas pintorescas sobre la organización, pero no conocía la lista de las ciudades, las fechas, las disputas, de todo lo cual yo adivinaba su importancia a partir de algunos vagos recuerdos. Tal vez habría conseguido algo en un examen oral: en el escrito, imposible.


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