Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн
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si, habiendo estudiado el curso que daba el señor Augustin Fliche y que mi hermana me pasó, consiguiera, gracias a la buena voluntad del director, la mención «muy bien», después de haber asistido regularmente cada miércoles a las clases del Maestro, tenéis que saber que habría sacado un 2 y un 3 con el señor Edouard Jordan. Me importa poco la mención «muy bien», pero ¡tampoco quiero sacar un 2 para tener la paz con los papas y los emperadores, que empiezan a afectar a mi sistema nervioso!
A finales de febrero de 1927 Vilar escribe a su padre que suspender aquel certificado sería desastroso porque le impediría dedicarse al diploma durante el tercer trimestre: «Trabajo mucho, estos días; a pesar de ello tranquilizo a mi tía y a mi hermana que parecen temer que desfallezca». En el fondo, está muy convencido de su éxito. Cinco días antes del examen volvía a tranquilizar a la hermana y a la tía: «Sacerdocio e Imperio acabados, Imperio bizantino entendido, Alemania en curso; aún habrá cosas demasiado vagas en mi espíritu: Árabes, instituciones francesas e inglesas, pero difícilmente saldrán. Estoy decidido a no preocuparme demasiado, hasta que llegue el momento». El momento llegó, tal como estaba previsto, el 7 de marzo. Y a las tres de la tarde de aquel día, en una carta destinada a relatar el examen, Vilar escribe, después de seis líneas de puntos suspensivos, una larga crónica de la cual hemos extraído algunos párrafos. El relato comenzaba con esta introducción: