Читать книгу María Cambrils. El despertar del feminismo socialista (biografía, textos y contextos (1877-1939) онлайн

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Perteneció a la UGT y agrupación socialista local. Desempeñó el cargo de secretario general de la Casa del Pueblo e incluso, por usurpación, por la violencia, el de secretario del sindicato de riegos de las tierras arrozales de este término.

No se sabe que haya tomado parte directa en delitos contra las propiedades o contra las personas.ssss1

En la prisión de Pego Alarcón sufrió frecuentes torturas, pues era un personaje tremendamente odiado por los falangistas. Según testimonio del socialista Joaquín Sala, una de ellas consistía en ser puesto dentro de un saco, aprovechando su baja estatura, en donde metían también trozos de tejas rotas y lo lanzaban una y otra vez por las escaleras. El nueve de septiembre muchos de los presos pegolinos fueron trasladados a Denia, aunque a él probablemente le llevaron directamente al Reformatorio de Adultos de Alicante.

María debía de tener pocas noticias de Alarcón y, además, a la detención y las torturas que estaba sufriendo su compañero se unió al empeoramiento de su propia salud. Sus sobrinas Asunción y Amparo Gosp Sendra la cuidaban constantemente, practicándole curas con alcohol en una gran herida provocada por la diabetes. El quince de diciembre de 1939, el estado de salud de María empeoró, y ante esta situación escribió su propio testamento en la casa de su primo de la calle Picadora número 25. Después, lo formalizaron ante notario. María se declaraba viuda de José Martínez, del que no tenía descendientes, y «sin profesión especial». En ningún momento menciona a Alarcón, y así, nombraría heredero universal de sus bienes a su primo Fernando Gosp Sendra. A primera hora de la tarde del 24 de diciembre, su sobrina Asunción Gosp acudió al Juzgado de Primera Instancia de Pego para certificar la muerte de María Cambrils Sendra, que quedaba enterrada –y con su cuerpo, la memoria de su vida y de su trabajo– en el cementerio de Pego. Debió de colocarse su cadáver en el suelo o en una fosa común, ya que su inhumación no aparece registrada en ningún libro del cementerio municipal.

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