Читать книгу María Cambrils. El despertar del feminismo socialista (biografía, textos y contextos (1877-1939) онлайн

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Ha sido un lugar común en la historiografía afirmar que la problemática femenina no generó un interés específico en los medios socialistas. Afirmación derivada del hecho de que la cultura socialista participaba –al igual que las restantes culturas políticas de la época– de muchos de los prejuicios derivados del sistema de género hegemónico, prejuicios a los que culturalmente resultaba difícil sustraerse. Estos prejuicios y discursos antifeministas, de acuerdo con los modelos de feminidad dominantes, representaban a las mujeres como seres dependientes, en su condición de madres o esposas, y por tanto, con escasa actividad o compromiso político.

Efectivamente, en la cultura obrera, los planteamientos igualitarios tampoco han sido mayoritarios históricamente, pues las clases trabajadoras interiorizaron a su vez la ideología de la domesticidad y los modelos ideales de feminidad doméstica. La presión ideológica del discurso hegemónico burgués contraria al trabajo extradoméstico femenino, tuvo un fuerte arraigo en las pautas culturales de las clases trabajadoras, dificultando la valoración del trabajo femenino en sus modelos identitarios de género. También en ellos, la masculinidad se vincularía mayoritariamente a las nociones de respetabilidad del varón como cabeza de familia, responsable y guardián de las mujeres de su familia, en tanto que la feminidad se vincularía a la domesticidad y el trabajo extradoméstico se vería a menudo como un mal necesario para satisfacer las necesidades económicas familiares cuando el salario era insuficiente. Y por ello, las críticas y alternativas a los modelos de género hegemónicos presentes en las culturas socialistas fueron puntuales y minoritarias a comienzos del siglo XX.

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