Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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También se produjo un transvase de lectores hacia las revistas especializadas y los suplementos de la prensa diaria, así como a la radio y la televisión, que habían mejorado notablemente la calidad de sus programas de actualidad. Es verdad que en los últimos años las revistas críticas habían ganado en credibilidad, pero llegaban solo a una minoría lectora. «El cambio político no ha comportado un interés creciente por la prensa. Los desheredados de la cultura, en este caso de la información, no han sido recuperados para la lectura», escribía César Alonso de los Ríos en La Calle a propósito de la desaparición de Cuadernos.ssss1

La consolidación institucional de la democracia supuso el final de la oleada de movilización de la sociedad civil producida durante los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición. En toda Europa, la resaca del 68 trajo consigo la desaparición de una parte de la prensa de izquierdas, y los medios que sobrevivieron tuvieron que aligerar sus contenidos políticos, haciéndose más moderados y sumándose al prestigio posmoderno de lo cultural (Van Noortwijk, 1995: 497). Si en algo se diferenció España fue en la intensidad del proceso, fruto de unas circunstancias excepcionales, de manera que al auge de la prensa progresista siguió en pocos años su crisis, con la desaparición de revistas semanales tan significativas como La Actualidad Española, Mundo, Doblón, Opinión o Posible. El propio Altares admitía entonces que «el desfase entre Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, La Calle y todas las revistas y la realidad es inmenso».ssss1 Se empezaba a hablar de «desencanto». Cuando dos años después Triunfo cambió su periodicidad para intentar superar la crisis, El País escribía:

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