Читать книгу Vergel de perfectísimas flores. El convento de Corpus Christi de Carcaixent онлайн
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En ello se había estrenado fray José Agramunt allá por 1679. Era entonces un joven subdiácono entusiasmado con la figura del recientemente canonizado san Luis Bertrán, objeto de interés por parte de los cronistas dominicanos desde su fallecimiento en olor de multitudes hacía algo menos de un siglo.45 Fue así como compuso una Vita sanctissimi Ludovici Bertrandi, valentina confessoris Sacri Ordinis Praedicatorum, jamás editada y de momento perdida.46
Tampoco se llegaría a publicar su Compendio de la vida y virtudes del venerable padre maestro fray Joseph Bono, hijo del real convento de Predicadores de Valencia, calificador, consultor y juez ordinario de la Santa Inquisición, regente de los estudios y examinador synodal apostólico, etcétera.47 El manuscrito original todavía se conserva, aunque sin prólogo ni introducción. Por él sabemos de la impresión que la muerte de su protagonista en 1725 ocasionó al padre Agramunt:
Quedó asta las 25 horas el cadáver […] muy flexible y ecclesiásticamente fragante, de que mandó recebir auto público el procurador general de la ciudad, como también del infinito concurso, que no le podían impedir las muchas guardas de soldados. Todos le hazían tocar los Rosarios y en ellos quedava el olor aromático. Assistieron al entierro toda la nobleza, algunos canónigos, cathedráticos, ecclesiásticos, me pareze avía más de 300. Enterráronle casi desnudo, pues a porfía le cortaron los cilicios. El mayor assalto fue dentro de la sepultura por los cavalleros, que se baxaron asta arrancarle todos los cabellos de la cabeza. Fuit sepulchrum eius gloriosum. No puedo escribir sin lágrimas viendo quánto le ha honrrado Dios a este humilde siervo suyo. Y a este convento. La Ciudad ha imbiado recado al convento para que le vistan de nuevo y se haga una arca fuerte para depositarle, todo a sus costas de la Ciudad. Yo estoy ocupado, averiguando varias cosas para escribir en mis libros.48