Читать книгу Vergel de perfectísimas flores. El convento de Corpus Christi de Carcaixent онлайн
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El libro que prologamos y la documentación que el profesor Callado saca ahora a la luz ofrece –como en las obras anteriores– un rico caleidoscopio de proyectos, acciones, vivencias, empeños, preocupaciones… de las mujeres que formaron parte de la comunidad religiosa que centra su estudio, empezando por sor Inés del Espíritu Santo, en el siglo Sisternes de Oblites, una monja clave ya en la historia del convento de Santa María Magdalena de Valencia y protagonista en la empresa fundadora de Carcaixent. Nuestro autor sigue sus pasos en un capítulo que refleja los problemas de observancia en el mundo religioso femenino, una problemática que fue percibida, vivida y respondida también desde dentro de ese mismo universo femenino. Porque, efectivamente, muchas monjas pusieron su empeño en buscar y encontrar soluciones. Algunas, como sor María Fe Capdevila, intentando apoyarse en las autoridades, pero tomando ella la iniciativa. Otras, como la propia sor Inés, optando por partir de cero y levantar nuevas fundaciones conventuales en las que edificar y asentar el desarrollo de una vida religiosa comprometida con la observancia. De ninguna manera puede sostenerse ya en el actual panorama historiográfico la idea de que las iniciativas de reforma únicamente vinieron de arriba, de los superiores masculinos, y que aquellas mujeres permanecieron pasivas e inertes ante los problemas que afectaban a la observancia religiosa de sus comunidades y de las órdenes en las que habían profesado. Por supuesto, tampoco cabe seguir pensando que la respuesta de las monjas a las exigencias de reforma fue únicamente la de la reacción airada y la resistencia obstinada. La hubo, sin duda, hubo réplicas y oposiciones que plantearon argumentos, justificaciones y formas que la investigación histórica está sacando a la luz. Pero también se dieron respuestas en términos de movilización e iniciativa reformista desde dentro de ese mismo mundo conventual femenino. Y seguramente este nervio reformista, esta búsqueda de soluciones desarrollada e impulsada por las propias religiosas fue más amplio y tuvo mayor presencia de la que hasta aquí historiadores e historiadoras hemos considerado. Ciertamente, se trata de intervenciones que tuvieron un radio de acción limitado al marco interno de sus claustros y/o una proyección restringida en el ámbito de lo local. Las madres Capdevila o del Espíritu Santo no fueron Teresa de Jesús o Mariana de San José, ni tuvieron la trascendencia histórica que ellas tuvieron, reformadoras de sus órdenes religiosas. Pero sus acciones, su celo reformista y renovador seguramente ejemplifiquen las preocupaciones y las acciones de muchas otras religiosas, comunes, que también se movilizaron o lo intentaron con los mismos objetivos e idénticas aspiraciones. Acciones que, en todo caso, es necesario recuperar e incorporar a la historia del rico e inquieto mundo espiritual y religioso de aquellos siglos. No tengo ninguna duda de que el enfoque interpretativo renovado de la Contrarreforma exige hoy incorporar e integrar a las mujeres y sus acciones en su historia y en su construcción, también más allá de las célebres fundadoras y reformadoras.