Читать книгу Vergel de perfectísimas flores. El convento de Corpus Christi de Carcaixent онлайн

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En este último sentido, resulta especialmente relevante el caso valenciano. De los muchos conventos monjiles aquí fundados por la Orden de Predicadores poco se sabe, más allá de los datos consignados en los estudios de carácter general que tratan de pasada aspectos de la vida monacal, a menudo desde una perspectiva bien artística, bien económica;6 o en las propias crónicas blanquinegras, de las que la obra clásica del padre Francisco Diago constituye el mejor exponente.7 Bastante han tenido que ver en ello las vicisitudes padecidas por estos establecimientos, a raíz tanto de la desamortización eclesiástica y la desaparición de no pocas comunidades religiosas como de la posterior guerra de 1936. Unas y otras motivaron la dispersión de su documentación histórica, azarosamente repartida entre los principales archivos del Estado, cuando no supuso su irreparable pérdida.8

De casi milagrosa, pues, debería calificarse la reconstrucción histórica llevada a cabo en los últimos tiempos con respecto a los tres cenobios que las dominicas regentaron en la capital del Turia. Ciertamente, el convento de Santa María Magdalena, decano de todos ellos, había tenido la fortuna de ser historiado ya con anterioridad a la debacle documental de los siglos XIX y XX, aunque solo en parte y con criterios alejados todavía de cualquier rigor científico.9 Todavía tardaría en llegar la monografía que, acorde a los nuevos criterios historiográficos y a partir de su Libro antiguo de la fundación, privilegio y yngresios de religiosas, con información comprendida entre la erección conventual posterior a la Reconquista cristiana y el año 1824, le dedicamos hace ahora un lustro.10


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