Читать книгу Vergel de perfectísimas flores. El convento de Corpus Christi de Carcaixent онлайн

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El estudio de Emilio Callado y la documentación que ofrece nos permite ver, igualmente, cómo se tejieron y convergieron voluntades y aspiraciones de mujeres en torno a la nueva fundación conventual. La figura de doña Sabina Sisternes de Oblites –tía de sor Inés– apunta un perfil característico, como ejemplo de tantas viudas que decidieron profesar en un convento, pero que también decidieron no renunciar a todo ni abandonar los negocios del siglo por completo. Doña Sabina, efectivamente, optó por encarar los años de su viudedad como religiosa, aunque no resistió la tentación de reservar para sí misma el patronato de aquel claustro ni se privó de dejar establecido –y bien establecido– el orden sucesorio que había de observarse en dicho patronato; lo hizo con gran detalle. Tiene mucho interés, además, contrastar la realidad que ofrece esta información que tenemos sobre ella y su comportamiento con la imagen ejemplar de la sor Sabina que el manuscrito de fray José Agramunt editado por nuestro autor nos presenta. Las fronteras entre lo sacro y lo mundano eran realmente muy porosas.


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