Читать книгу Creación lírica y cancionero amoroso. Una lectura de los "Sonetos espirituales" de Juan Ramón Jiménez онлайн

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En este marco, sobresalen, al tiempo que consolidan su sentido, el soneto 28, axial, «Soledad», y los sonetos últimos, resolutivos, con títulos reveladores: el s. 48 «Hombre solo» y el s. 54 «Voz de niño».

He aquí el fenómeno que explicábamos en páginas anteriores: hasta qué punto un giro radical en la concepción vital y sentimental puede revertir en el decir poético. Con la repentina irrupción del amor único se ha abierto el camino que llevará a la depuración del erotismo, el esencialismo amoroso, y, en consecuencia, a la depuración de la palabra, el esencialismo poético.

Estrechamente relacionado con este proceso re-/in-trospectivo hay que considerar también el rumbo cíclico del corazón (iter cordis), que queda vinculado a dos símbolos que persisten en el mismo mensaje:

1. El Ave Fénix –el pájaro de fuego del s. 30–, que renace de sus cenizas para retornar al punto primigenio, sumando a sus valores fantásticos el de la perpetuidad. En efecto, ya desde antiguo se asociaba este animal mitológico a la inmortalidad y al afán de superación tanto físico como psíquico. Por otra parte, con este símbolo vemos, de nuevo, la interacción de las dimensiones humana y divina: el fuego, condimento básico en esta renovación, aludiría tanto a la fuerza purificadora en el trance espiritual, como a la fuerza pasional que consume al amante en su tribulación amorosa.

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