Читать книгу Creación lírica y cancionero amoroso. Una lectura de los "Sonetos espirituales" de Juan Ramón Jiménez онлайн

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2. El muy complejo símbolo del árbol, el roble, cuyo desarrollo queda ligado también a un ciclo, el estacional (sonetos 20, 21, 39 y 47). El brío del árbol, como el símbolo anterior, logra transmitir la impresión de resistencia y el empeño en lo perdurable. Asimismo, dará ampliamente cabida a las dos dimensiones arriba citadas: la existencial y la esencial.

Ya habrá, pues, ocasión de seguir estos dos itinerarios que van parejos, el del corazón y el del alma, de manera pormenorizada en las próximas páginas.

Dado que resulta especialmente relevante en nuestro acercamiento a los Sonetos espirituales su interpretación como cancionero amoroso, consideramos un buen ejercicio para concluir este capítulo entresacar ya algunas de las evidencias que se han ido afianzando al respecto y que resumiremos en tres puntos:

– El poemario está formado exclusivamente de sonetos, como ya nos advierte el título, primer indicador catafórico, precisamente el molde estrófico-métrico predilecto de este tipo de estructura de sentido. Esto nos lleva, de entrada, a considerar todo el conjunto como una unidad (Torres Nebrera, 1981: 232). Por otra parte, el modificador espirituales restringe su contenido al ámbito del espíritu, del alma, de lo interior, por lo que podemos intuir que no tratará de un amor carnal, sino que se orientará en la esfera de lo trascendental, lo elevado.

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