Читать книгу Creación lírica y cancionero amoroso. Una lectura de los "Sonetos espirituales" de Juan Ramón Jiménez онлайн

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No lo reproducimos aquí porque, dada su relevancia, nos ocuparemos de él más tarde.

En «Recojimiento» se vuelve a una pauta impar y, esta vez, los 17 sonetos también quedan partidos, literalmente, por la intervención de un eje”: el soneto 47, «Hierro», alude de nuevo a un «corte». Ese hierro, por sinécdoque de hacha, hiende el árbol – emblema del corazón–.

47

HIERRO

...Duris ut ilex tonsa bipennibus

nigræ feraci frondis in Algido,

per damna, per cædes, ab ipso

ducit opes animumque ferro...

HORACIO

Vi el roble castigado, que, al constante

tornar de la sencilla primavera,

doraba la oquedad de su madera

con su tranquilo corazón fragante.

De hierro era el retoñar pujante

entre la paz de la estación primera;

parecía que el árbol devolviera

al cielo el hacha en ramo fulgurante.

Recordé el hacha que con tajo frío

abrió mi corazón, roble robusto,

primavera de oro y de consuelo.

¡Que mis brazos, verdor del pecho mío,

se levantaron solos, en augusto

poder, vibrando luz, al vasto cielo!

La cita es un fragmento que pertenece a las Odas horacianas (Oda IV, libro IV). En concreto, el pasaje reproduce unas palabras pronunciadas por Aníbal en honor a la resistencia de Roma. He aquí la traducción que propone A. Cuatrecasas (1984: 184):

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