Читать книгу Creación lírica y cancionero amoroso. Una lectura de los "Sonetos espirituales" de Juan Ramón Jiménez онлайн

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Todo el soneto está repleto de estructuras bimembres integradas por elementos opuestos. Especialmente, el segundo cuarteto constituye un verdadero alarde de distribución antitética, ya que hay tres parejas de antónimos ocupando posiciones versales estratégicas: en posición inicial, los sustantivos (día-noche), en posición central, los verbos (conquisto-voy perdiendo), y en posición final, los adjetivos (risueño-doliente). Como remate de esa octava, un verso que es una filigrana conceptista:


Perfecto paralelismo morfosintáctico cuyos componentes se oponen semánticamente. Desde luego, es notable que el ecuador de esta primera parte descanse en un soneto que reúne lo más paradigmático de esta sección, «Amor»: la tensión entre el yo del amante y el de la amada que permea a través de recursos estilísticos (pluralidades bimembres y antinomias) y temáticos (los tópicos: vigilia amoris y, de pasada, el militia y servitium amoris).

«Amistad», sin embargo, sigue por completo una pauta par, con 18 sonetos que forman un bloque compacto y unitario. Esto suscita un equilibrio, una especie de pronóstico de «continuidad», que, si bien es puesto en riesgo por los sonetos conclusivos, 37 y 38, acaba sirviendo de transición a la fase final. Es, precisamente, en esos sonetos donde se hace patente la importancia de la amistad, ya que, gracias al apoyo altruista de los amigos, el sujeto hallará alivio en su congoja y repondrá fuerzas para continuar su intrincada búsqueda.

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