Читать книгу Universidad y Sociedad: Historia y pervivencias онлайн
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Pero, además de tener excelentes profesores y un buen maestro, por encima de todo LLuch, como otros estudiantes vivaces de su época, fue un joven curioso, despierto y crítico. Una personalidad con «criterios propios».21 Un estudiante «con inquietudes», se decía en el lenguaje un tanto cursilón de la época. Y fue un joven políticamente comprometido. Las convicciones políticas democráticas fueron tempranas: venían de la familia y además había un componente generacional: ni a él ni a muchos compañeros les satisfacía la dictadura y el limitado horizonte cultural y vital que ofrecía y se opusieron al franquismo. Muchos estudiantes de aquella generación desarrollaron una actitud cívica y política de rechazo a la dictadura. Esta actitud crecientemente crítica los aglutinaba, aunque las estrategias que pensaban sobre el futuro del país eran diversas.
Lluch estaba próximo al MSC, se sentía catalanista y del grupo de Serra d’Or.22 De estudiante mediaba entre todas estas tendencias y aún otras. Fue delegado demócrata en la primera vez que se hicieron estas votaciones en el curso 1959-60 en el marco del SEU. En estas elecciones a Cámaras de facultad fueron elegidos antifranquistas y críticos (también hubo falangistas). Lluch fue representante de su facultad y con otros organizó plataformas de representantes (Interfacultats se llamaban en Barcelona) que articulaban trabajo sindical reivindicativo y socialización cultural y política, organizando conferencias, cine-clubs, teatro, revistas internas (Oikos en Económicas)23 y otras actividades culturales –como cursos de catalán– desde las que creaban opinión y alcanzaban a otros compañeros. En este primer núcleo de oposición «Inter» estuvieron estudiantes como Isidor Boix, Isidre Molas, Albert Balcells, Rosa Borràs, Jordi Sales, Pere Parra, Octavi Gustà y el propio Lluch.24