Читать книгу ESPACIOS. Para la Innovación, la Creatividad y la Cultura онлайн

11 страница из 50

La tradición liberal entiende el espacio público como el lugar físico del diálogo democrático ligado al concepto de la esfera públicassss1, los lugares en los que los individuos se reúnen para discutir los asuntos de interés mutuossss1, los teatros de las sociedades modernas donde la participación política se da mediante el uso del lenguaje, la arena institucionalizada de la interacción discursivassss1.

El espacio público funciona además como elemento de amalgama en la construcción de la ciudad, como hilo de coser físico y simbólico que convierte en un sistema la agregación de edificios e infraestructuras. El espacio público es el escenario de interacción social por excelencia y tiene importantes implicaciones económicas, como espacio de intercambio; políticas, como lugar de transformación; y sociales, como escenario de los usos cotidianos. El espacio público no es por tanto neutro sino que su diseño, sus normas y usos tienen importantes connotacionesssss1.

Al hablar de espacio público pretendemos superar la tendencia a pensar exclusivamente en plazas, parques y calles. En la conversación “Desvelar lo público” entre Antoni Muntadas y Juan Herrerosssss1, dice el primero que “señalar un lugar y decir ‘esto es un espacio público’ no lo convierte automáticamente en espacio público, sino que lo dota de la autoridad de ser público”. Alrededor de esas prácticas instituyentes que se dan en el dominio público, y específicamente de lo que desde esa perspectiva se relaciona con la cultura y el arte, gira Antimuseo (Iberoamérica). El marco de trabajo propuesto por los artistas Tomás Ruiz-Rivas y María María Acha-Kutscher parte de la base de que toda administración se conjuga con una eliminación. Trabajando desde la oposición crítica, Antimuseo se presenta como un “espacio de emancipación” liberado de las formas de control y exclusión institucionales.

Правообладателям