Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

90 страница из 112

LOS FUNDAMENTOS SOCIOLÓGICOS DE LOS ANNALES

Hasta los años veinte del siglo pasado, la historiografía occidental había evolucionado desde la narración de los clásicos como Herodoto y Tucídides al desarrollo de los grandes sistemas a partir de la era cristiana, desde San Agustín a Hegel y Marx. A mediados del siglo XVIII, empieza a crearse la figura de un historiador más profesionalizado, que procura basar todos sus estudios en el rigor y la dedicación prioritaria a la investigación.ssss1 El magno proyecto de Edward Gibbon (1737-1794), Decadencia y caída del imperio romano, publicado entre 1776 y 1788, busca la integración efectiva de la nueva historia sociocultural con la narración de los acontecimientos políticos.

La revolución copernicana en la historiografía llegaría de la mano del historiador alemán Leopold von Ranke a comienzos del siglo XIX, que vuelve a marginar la historia social o cultural a favor de una historia de los principales acontecimientos políticos y diplomáticos. No despreciaba los fenómenos culturales o sociales en absoluto, pero su obsesión por el tratamiento riguroso de las fuentes de los archivos hizo que los historiadores que trabajaban en historia social y cultural aparecieran como meros dilettanti frente a sus documentados trabajos. Sin embargo, como suele suceder en los planteamientos excesivamente inductivos, las segundas generaciones suelen empequeñecer las ambiciosas aspiraciones de sus predecesores y se pierden en disquisiciones meramente formales. Los discípulos de Ranke tuvieron un espíritu más estrecho que el de su maestro y se formó algo que podría asimilarse a una escolástica tardía.ssss1 La historiografía alemana quedó entonces anclada en el historicismo clásico, incapaz de asimilar las nuevas tendencias que se iban generando sobre todo en Francia. La arista cortante de la innovación pasó de Alemania a Francia en la época de entresiglos.

Правообладателям