Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

91 страница из 112

Los historiadores franceses de principios del siglo XX fueron más capaces de asimilar los nuevos postulados sociológicos, geográficos y antropológicos que llegaban por ósmosis de las restantes ciencias sociales y que tanto favorecerían la creación de una historiografía verdaderamente integradora y con aspiraciones a la globalidad. Esta mayor capacidad de diálogo con las ciencias sociales fue la llave que les permitió afrontar la renovación metodológica que precisaba la historiografía en aquellos años de tan profundas mutaciones epistemológicas en el ámbito científico. El predominio de la sociología como referente metodológico de la historia tuvo mucho que ver con ese cambio de escenario. En este sentido, los primeros Annales son deudores evidentes de la sociología de Émile Durkheim y de los postulados sintetizantes de Henri Berr.

Pocos decenios antes, no obstante, como consecuencia de la progresiva profesionalización de la historia, habían aparecido algunas revistas especializadas que tuvieron por primera vez un notable eco entre la comunidad académica, fijando las reglas y el método de la historia científica. Entre esas revistas destacaban la Historische Zeitschrift (1856) en Alemania, la Revue Historique (1876) en Francia, la English Historical Review (1886) en Inglaterra y la Rivista Storica Italiana (1888) en Italia. Poco antes, habían aparecido en Francia y Alemania obras de verdadera originalidad, como las historias del Renacimiento de Jules Michelet (1855) y Jacob Burckhardt (1860), donde se analiza, por un lado, la historia de los humildes, de los desconocidos y, por otro, la interacción del estado, la religión y la cultura.ssss1 Sin la exposición previa de las ideas de Michelet, difícilmente Burckhardt habría podido legarnos la noción de Renacimiento que tanto ha influido posteriormente.ssss1

Правообладателям