Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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Durante los años veinte, tanto Lucien Febvre como Marc Bloch combatieron, desde su posición de jóvenes historiadores, la excesiva especialización que detectaron en la historiografía de su época. Ellos fueron por delante, incorporando a sus trabajos nuevas temáticas como la historia de las mentalidades –bien presente en el libro sobre los reyes taumaturgos de Marc Blochssss1– o una historia de la religiosidad renovada –como aparece en el Lutero de Lucien Febvre.ssss1 Bloch y Febvre se rebelan contra la historia tradicional, política y événementielle –centrada en los acontecimientos– y crean la revista que da nombre a la escuela, cuyo primer volumen aparece en 1929 y se constituye desde el primer momento como el foro central de debate.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se hace cargo del liderazgo de la escuela Fernand Braudel, que lo ejerce además de un modo absoluto. La nueva orientación se basa en los conceptos creados por el historiador del Mediterráneo, entre los que destacan los de estructura y coyuntura. Es la segunda generación. La tendencia al diálogo con las ciencias sociales se vio enriquecida además por la ambición a una ampliación espacial, que superara los estrechos márgenes de las fronteras nacionales o las tradiciones religiosas. Así se puso de manifiesto con la publicación del Mediterráneo de Fernand Braudel, con el que el historiador francés quería demostrar que la historia puede hacer algo más que estudiar «jardines cercanos».ssss1

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