Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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La reacción ante todos estos atropellos no tardó en llegar desde Cataluña y vino de la mano de trescientos intelectuales que firmaron un escrito pidiendo clemencia para Puig Antich, siendo todo esfuerzo en vano, ya que, el primero de marzo de 1974 se ejecutó la sentencia401. En un comunicado escueto, la prensa nacional informó del hecho:

«Esta mañana, ha sido ejecutado en la cárcel Modelo al garrote vil, Salvador Puig Antich. También el súbdito polaco Heinz Txez en la cárcel de Tarragona. Según el ministro de Información Pío Cabanillas, un acto de justicia es fundamentalmente un acto de justicia».

Sin duda, daba la sensación de que la suerte ya estaba echada con antelación, sobre todo si seguimos las afirmaciones efectuadas por el periodista Manuel Campo Vidal (dato no confirmado), en la que insinuaba que la ejecución de Puig Antich fue pactada con anterioridad con la policía por el ministro de la Gobernación Carlos Arias Navarro, que cumplió siendo ya presidente del gobierno.

El día 5 de marzo se desarrollaron en relación con la ejecución diversos incidentes en diferentes facultades, en las calles de Barcelona y en la plaza Cataluña, mientras que en paralelo continuaba la recogida de telegramas de adhesión a la persona de monseñor Antonio Añoveros, obispo de Bilbao. Parecía que cuanto más pasaban los meses, la tensión política y social iba in crescendo, brotando continuamente nuevos focos de protesta, aunque sorprendentemente la primera chispa seria revolucionaria de este conflictivo 1974 vendría desde Portugal.


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