Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
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Es de suponer que, en Cataluña, al igual que en el resto de España, la idea generalizada en la oposición, tanto de la derecha como de la izquierda, era que la vida del dictador se extinguiría a corto plazo. Por ese motivo, las reuniones y las coincidencias con representantes del poder, aprovechando generalmente encuentros culturales o económicos, se fueron incrementando, algunos tan llamativos como el encuentro organizado por el semanario Cambio 16 celebrado el 29 de mayo de 1974 en el Hotel Ritz, que fue bautizado por la prensa como: «la Bomba del Ritz». En ese lugar se reunieron políticos de la izquierda y derecha clandestina junto a miembros de la Asamblea, monárquicos y empresarios, algunos de ellos bastante conocidos, entre ellos: Joan Reventós, Agustí de Semir, Josep Solé Barberà, el Marqués de la Vega Inclán, Ramon Trías Fargas, Santiago Nadal, Josep Andreu Abelló, Lluís Carulla, Martí Más, Salvador Millet i Bel, Antoni de Moragas y Manuel Jiménez de Parga.
En aquellos días, la CCFPC distribuyó un folleto informativo en protesta por el proyecto de trasvase del rio Ebro, asunto polémico de incesante actualidad, que coincidió con la celebración de la X reunión de la CPAC, suspendida en octubre pasado408. Las conclusiones en este encuentro se basaron en constituir un punto de partida para reforzar el trabajo unitario en vista del progresivo deterioro del régimen franquista, mediante la extensión de la lucha popular. Por primera vez se hizo referencia a los constantes avances democráticos del pueblo portugués en el proceso de liquidación del salazarismo y del colonialismo, una situación que animaba y justificaba el trabajo incansable de las fuerzas de oposición. Después, tras una ronda de debates sobre la situación política en España, se llegó a la conclusión de que la única salida posible era la ruptura democrática frente a cualquier pretensión evolucionista, entendiendo que cualquier apertura otorgada desde el poder solo sería la conseguida por la presión popular. Partiendo de estos argumentos, se aconsejó intensificar la preparación de la II Sesión Plenaria de la Asamblea de Cataluña, adelantando algunas líneas generales de actuación, en las que destacó la descentralización geográfica y sectorial de la Asamblea, con el perfeccionamiento de las estructuras de coordinación y la constitución de nuevas asambleas comarcales, intercomarcales, sectoriales e intersectoriales, donde las luchas y reivindicaciones parciales y sectoriales serían prioritarias. De nuevo, la CPAC reivindicó nuevos y ambiciosos objetivos de lucha en favor de la amnistía general, en contra del sistema penitenciario represivo, de la pena de muerte, de la disolución de la BIS, por la libertad de Lluís María Xirinachs y el derecho al uso oficial del catalán, contra la corrupción, contra la abusiva subida de precios y el encarecimiento del coste de la vida con una administración democrática y autónoma, por la mejora de las condiciones del sistema educativo al servicio del pueblo y contra la selectividad409. Por supuesto, en el acto también hubo voces discrepantes por la deficiente labor de la Asamblea. Un miembro de Bandera Roja centró su crítica en tres temas preferenciales, argumentando el insuficiente protagonismo efectuado por la Asamblea en las iniciativas de movilización en el Proceso 1001, el asesinato de Puig Antich y el 1º de Mayo. El debate sobre el trasvase del rio Ebro y sobre el Plan Comarcal de Barcelona completó la exposición de propuestas de carácter medioambiental y urbanístico. Finalizando este encuentro, se leyó en acta la adhesión a esta permanente de nuevos partidos políticos: PSAN, FNC, PCE-I, BR, UDC, MSC, PSUC, ERC, PSOE y 18 delegaciones comarcales, reactivándose el proceso descentralizador.