Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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En las universidades catalanas la crispación estudiantil seguía latente debido al nuevo proyecto de selectividad que se quería poner en marcha, respondiendo los estudiantes con paros generalizados que automáticamente eran minimizados por el gobierno de la forma ya conocida, intentando dar una imagen de estabilidad fuera de la realidad. Por otro lado, a veces era sorprendente encontrar algunas manifestaciones que provenían del propio gobierno cuando utilizaba un lenguaje o unas palabras arriesgadas para la época; véanse como ejemplo las declaraciones efectuadas el 14 de mayo por el vicepresidente Antonio Barrera de Irimo cuando afirmaba que el cambio era necesario y la palabra democracia no era pecaminosa. La cuestión era poder interpretar el significado de esos conceptos sabiendo quien lo proponía.

El 25 de mayo, el ministro de la Gobernación, José García Hernández, presentó el proyecto de ley de Régimen Local en el Consejo Nacional. La novedad más destacable fue que, aunque los alcaldes de Madrid y Barcelona seguirían siendo elegidos por el jefe del Estado, a partir de entonces, y en los demás ayuntamientos, los concejales serían elegidos por el pueblo, que a su vez votarían al alcalde, siendo esto un pequeño avance en la representación ciudadana después de varias décadas. Como era de esperar, desde la oposición democrática se calificaron estos cambios simplemente como anecdóticos en un sistema decadente. Mientras tanto, el dato cultural se centró en el regreso a España de uno de nuestros grandes intelectuales, el novelista español Ramón J. Sender, exiliado en EE.UU.


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