Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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El mes de agosto entró con la misma tónica represiva que el anterior, siendo esta vez el agraciado el militante de ETA, Julio Pérez Beotegui (Wilson). El día 12 les tocó a tres miembros de la Organització de Lluita Armada (OLLA): José Llamola Camprodón, Margarita Plá Consuegra y Miguel Mulet Nicolau, y el 21 de agosto lo fueron los componentes de un comando mixto de ETA-UPG. No obstante, cabe decir que, en medio de todas estas detenciones, también hubo asesinatos de policías y fuerzas del orden, siendo el más conocido el de Lucio Rodríguez Martín, muy recalcado por el régimen como pretexto a las decisiones posteriores que acabaron con las ejecuciones de algunos de los condenados y con la reclusión de nueve militares pertenecientes a la Unión Militar Democrática (UMD), acusados de sedición. Así mismo, el día 9 comenzó el consejo de guerra contra los miembros de la Organización de Lucha Armada: Pedro Bartrés Ametller, Roberto Safont Sisa, José Ventura Romero-Tajes, Juan Jorge Viñolas Vidal, Ramón Carrión Sanchís, Nuria Ballart Capdevila, Enrique Conde Martínez, Raimundo Solé Sugrañes, Georgina Nicolau Milla y Guillermo García Pons. Sorprendentemente, la noticia de las condenas de estos activistas quedó en un segundo nivel eclipsada por la condena de un servidor de la información. Se trataba del juicio contra el periodista del diario Tele/eXpres, Josep Mª Huertas Clavería (el caso Huertas), que definitivamente fue condenado a dos años de cárcel.


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