Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
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«El sentido de responsabilidad, la capacidad de adaptarse a aquella circunstancia, unas cuantas ideas sobre el futuro que exigía, era realmente esperanzador. Incluso compensaba un par de impresiones negativas que había tenido en el momento de la creación del Sindicato Democrático. La primera de ellas era la preponderancia de la lengua castellana, la costumbre, ya mecánica, del estudiante que hablaba en catalán con el vecino y pasar al castellano en el momento que el estudiante en cuestión cogía el micro. Me di cuenta de que el peso del franquismo había sido terrible. Y de otro lado, aun otro factor que daba la medida de esta educación a la inversa. Entre los estudiantes había chicos y chicas. En los cargos importantes solo había chicos. Pero lo más terrible es que, cuando nos organizamos, descubrí que las chicas estaban todas en la cocina del convento, y los chicos en asamblea decisoria sobre el futuro de la comunidad. Pensé que el Sindicato Democrático que los estudiantes proyectaban era una esperanza para el futuro, pero que había mucho, mucho trabajo que hacer en aquel futuro.»102