Читать книгу Ponéte bonito. De adentro hacia afuera онлайн

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Cuando nacemos, fisicamente el médico nos corta el cordón umbilical, nos dice “¡Vuele!”. En ese momento comienza nuestro viaje. Durante los primeros siete años de vida estamos en una vibración llamada Zeta-Theta —aquí absorbemos la información que nos brindan nuestras personas cercanas—. Es cuando nuestros padres, y madres, con sus buenas intenciones, nos cargan de su información antigua, no nos permiten continuar como llegamos al mundo: ¡Nuevos! Nos visten con los mismos miedos y actos suyos. Un claro ejemplo es cuando un niño sale a correr y se quiere subir a un árbol, y la mamá con sus propios miedos, le dice NO SE SUBA QUE SE CAE, el niño se sube y se cae y la mamá inmediatamente le dice: ¡Viste!, ¡te lo dije! Es como si compraras un dispositivo nuevo para llenarlo de información antigua y nunca te permites actualizarlo. Siempre permanecerá en el pasado. Es así como repetimos las historias de nuestros padres. Diferente es si esta madre ve a su hijo correr, se percata de que va a subir a un árbol y, a diferencia, le dice: CORRE DURO, SÚBETE Y LLEGA A LA CIMA Y, SI TE CAES, ¡VUELVE A INTENTARLO! Qué tan diferente puede ser el resultado de las indicaciones dadas por la primera y la segunda madre. La primera habla desde los miedos de su pasado y la segunda habla desde una educación óptima y precisa, a partir de la consciencia.

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