Читать книгу España y su mundo en los Siglos de Oro. Cronología de hechos políticos y culturales онлайн
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Monarquías absolutas
Si el imperio fue el poder que regía a grupos de personas con diferencias regionales y culturales, la monarquía fue el poder nacional –por excelencia– de los Estados renacentistas que, a causa de su patriotismo, hallaron en la figura de un rey el ideal de toda la nación. El patriotismo y la necesidad de unirse para enfrentar a los enemigos externos determinó casi siempre la lealtad de los súbditos hacia su rey.
En el desarrollo de la monarquía absoluta durante el siglo XVI fue muy importante el renacimiento del Derecho Romano, que difundía la idea de que un príncipe reuniera en su persona todos los poderes y que velara por el respeto de la ley. También influyó la necesidad de contar con un árbitro –el rey– para mediar en las querellas que surgían entre los diferentes grupos sociales, sobre todo nobles y burgueses.
Aunque en el siglo XVI el absolutismo no fue tan definitivo como lo sería en el siglo XVII, el rey tenía en sus manos la soberanía para legislar, para administrar la justicia, para cobrar tributos, para nombrar funcionarios y para mantener un ejército privado. Su poder, sin embargo, estaba limitado por la ley del reino, por la religión, por la cantidad de funcionarios que administraban las diferentes jurisdicciones regionales y por la dificultad de las comunicaciones entre los territorios de la corona.