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Nombra á Pedrosa novelero infando
Y en criticar á entrambos está pronto.
ssss1 See cap. iii., ter. 81-89.
Miren si puede en la galera hallarse
Algún poeta desdichado acaso,
Que á las fieras gargantas puede darse.—
Buscáronle, y hallaron á LOFRASO,
Poeta militar, sardo, que estaba
Desmayado á un rincón marchito y laso:
Que á sus diez libros de Fortuna andaba
Añadiendo otros diez, y el tiempo escoge,
Que más desocupado se mostraba.
Gritó la chusma toda: Al mar se arroje,
Vaya LOFRASO al mar sin resistencia.
—Por Dios, dijo Mercurio, que me enoje.
¿Cómo? ¿y no será cargo de conciencia,
Y grande, echar al mar tanta poesía,
Puesto que aquí nos hunda su inclemencia?
Viva Lofraso, en tanto que dé al día
Apolo luz, y en tanto que los hombres
Tengan discreta alegre fantasía.
Tocante á tí, o Lofraso, los renombres,
Y epítetos de agudo y de sincero,
Y gusto que mi cómitre te nombres.—
Esto dijo Mercurio al caballero,
El cual en la crujía en pie se puso
Con un rebenque despiadado y fiero.
Creo que de sus versos le compuso,