Читать книгу El ocaso de los dominios valencianos de los Medinaceli. El tránsito del antiguo régimen al liberalismo en los estados señoriales de Segorbe, Dénia y Aitona онлайн

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Durante el siglo XVIII continuó la expansión patrimonial de la Casa de Medinaceli y, con ella, la agregación de nuevos estados señoriales valencianos. En el año 1722 se celebró en Madrid el enlace de los herederos de dos de las mayores fortunas nobiliarias españolas, el primogénito del duque de Medinaceli y la hija mayor del marqués de Aitona. Este matrimonio aumentó, aún más si cabe, el enorme poder territorial que la Casa de Medinaceli había conseguido en la Corona de Aragón, y se incorporaban ahora, entre otras muchas posesiones, las baronías valencianas de los Aitona. Y ya en 1805 se produjo la anexión del último de los estados valencianos, el del Condado de Cocentaina, consecuencia de la unión matrimonial cuatro décadas antes de los vástagos de las casas de Medinaceli y Santisteban del Puerto.

Ciertamente, teniendo en cuenta la dilatada lista de posesiones que pertenecieron a los Medinaceli, el patrimonio valenciano no ocupaba un lugar sobresaliente, ni podía representar el basamento económico principal de la Casa nobiliaria, pero su aportación no fue desdeñable. A la altura de 1788, las baronías valencianas, sin contar con el Condado de Cocentaina, aportaban la quinta parte de la renta líquida de la Casa ducal, poco menos de la mitad de los ingresos proporcionados por las extensísimas posesiones andaluzas, contempladas tradicionalmente como el tronco básico de los Medinaceli.


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