Читать книгу El ocaso de los dominios valencianos de los Medinaceli. El tránsito del antiguo régimen al liberalismo en los estados señoriales de Segorbe, Dénia y Aitona онлайн

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Conocí a Vicente Gómez en el mismo acto de defensa de su tesis doctoral, como corresponde a algunos hábitos universitarios de países vecinos, donde se exige que el tribunal no haya tenido relación personal directa con el candidato. Pero lo conozco suficientemente, a él y a su obra, como para asegurar al lector que tiene en las manos una investigación ejemplar, concienzuda, sin atajos y de honestidad intelectual más que probada. Me consta que no es fácil investigar hoy como profesor de enseñanza secundaria, condición que Vicente tiene a gala. Han pasado los tiempos de personajes que dejaron huella entre nosotros, desde Vicens Vives o Antonio Domínguez Ortiz, a Julio Valdeón o Julio Aróstegui, y otros muchos que tanto nos enseñaron antes y después de dar el paso a la Universidad (los que lo pudieron dar). Y no se debe ello, ni mucho menos, a desidia, falta de interés o preparación entre un grupo de docentes que ha hecho historia en la enseñanza de nuestro país. Las cosas han cambiado tanto, y no siempre a mejor, que hoy es casi imposible encontrar ejemplos como el de Vicente. El diseño del currículo académico en el que se ven presos nuestros jóvenes investigadores y que implica publicar mucho y mal, ir a todo tipo de reuniones supuestamente científicas para así tocar levita de popes cercanos a las diferentes agencias de evaluación, etc., está desde luego reñido con el trabajo paciente, callado y reflexivo, en el archivo y en el aula, que exige, además, en este último caso, programaciones docentes absurdas y extenuantes, permanencia diaria y hasta tareas vespertinas sin fin a nuestros profesores de instituto. Vaya nuestro reconocimiento, que nunca será suficiente, a él y a sus colegas.


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