Читать книгу El ocaso de los dominios valencianos de los Medinaceli. El tránsito del antiguo régimen al liberalismo en los estados señoriales de Segorbe, Dénia y Aitona онлайн
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Todos estos conceptos, monitorización, información asimétrica, negociación derivada de ella, coerción y enforcement, son esenciales hoy en los análisis de la nueva economía institucional. Pero hay dos cuestiones que me parece importante retener y que, espero, pueden ayudar a leer la obra de Gómez Benedito en este contexto. En primer lugar, la nueva economía institucional se ha olvidado por completo de algunos de los agentes sociales que actuaban en esas instituciones, y en particular de las grandes casas aristocráticas. Véanse, por ejemplo, las obras de quienes son, probablemente, los dos máximos representantes de esta corriente, D. North por un lado y A. Greif por el otro. Ambos, con todas las diferencias que existen entre ellos, se vuelcan, o en el estado y el cambio en los derechos de propiedad el primero, o en los mercaderes y las instituciones informales el segundo. Lo que hace Vicente Gómez es precisamente poner en nuestras manos un arsenal de reflexiones que, creo, pueden tener un enorme valor en ese sentido, al tiempo que toma a la nobleza y al campesinado, los grandes olvidados, como punto de partida. Ello no solo sirve para entender las economías de la época, sino para criticar y enriquecer esta corriente de pensamiento teórico. Pero, en segundo lugar, este ejercicio se hace desde la misma historicidad del problema. Aquí no se habla, por ejemplo, de la supuesta mayor eficiencia de una forma concreta de derechos de propiedad, normalmente asimilados a los de la propiedad privada, individual y de libre disposición para sus titulares. Se habla de cómo los intereses sociales diversos que convergen en torno a las instituciones que regulan esos derechos de propiedad terminan modulándolas o de cómo el conflicto que se genera en torno a esas instituciones será decisivo para la economía y la política. Como historiador, lo que interesa a nuestro autor son los agentes que cambian las instituciones, y no estas como algo dado y osificado; un error presente, por cierto, entre muchos de los teóricos de la nueva economía institucional. En otras palabras, introduciendo una perspectiva social se entiende mejor la economía política de los señoríos: la importancia del privilegio, pero también del fraude en el reparto del producto; la importancia de la coerción, pero también de la asimetría en la información en sus versiones decisivas y a veces olvidadas, como la necesidad de conocer la magnitud de las tierras y familiarizarse con los sistemas de medidas (el gran problema, detectado por W. Kula, de las economías señoriales), de hacerse una idea del valor de las rentas, de controlar la multitud de mecanismos legales, las costumbres y su forma de aplicación local, de estar al día de las dinámicas locales, etc.