Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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“Los alojamientos –expresa Bushkovitch– eran infames, pero los gerentes los levantaban porque así mantenían a los trabajadores en la fábrica, dado que el acelerado ritmo de urbanización trajo consigo una escasez permanente de viviendas. Los casados y algunos solteros que se instalaban fuera de las barracas acababan alquilando «rincones», partes de sótanos con particiones hechas con cuerda.

El saneamiento era mínimo y el hacinamiento en los barrios más pobres de la ciudad convirtió a San Petersburgo en la capital europea de la tuberculosis. Lo normal eran jornadas de 10 o 12 horas de trabajo, con solo el domingo y unas horas del sábado libres. Aunque la paga era escasa, el bajo nivel de capacitación de la mayoría de los obreros suponía que la mano de obra rusa resultaba onerosa para el empleador... El gobierno apenas supervisaba los lugares de trabajo”.

Los voluminosos informes del oficial Inspectorado de Fábricas eran “papel mojado”, pero se convertirán en precioso legado para los futuros historiadores, para indagar cómo fue posible que la primera nación en que se impone el comunismo fuera Rusia, y en contra de todas las previsiones hechas por Carlos Marx164.

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