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Inicios del nacionalismo catalanista

El “desastre del 98”, sentido nacionalmente como la gran humillación, pondrá en marcha un conjunto de movimientos sociales y fuerzas políticas ajenas al bipartidismo de la Restauración con la convicción de que algo muy grave no marcha. Los diagnósticos sobre cuáles son los males y los necesarios remedios varían mucho. Poco antes del 98 aparecen los primeros gérmenes de nacionalismo que esta crisis reforzará.

Pero era un fenómeno nuevo el nacionalismo catalanista. La separación de Cataluña en 1640 y su unión a Francia fue en extremo breve y de gran desengaño (“había que volver a la vieja piel de toro”)192. Y la resistencia de Cataluña, que asombró a toda Europa, hasta el 11 de septiembre de 1714 a los ejércitos de Felipe V no fue una guerra de secesión –como contra toda objetividad histórica es presentada cada año en la celebración de “la Diada”– sino de sucesión, y con un espíritu tradicional frente al absolutismo borbónico, y contrario al espíritu de la Ilustración que pronto será propiciado por la nueva dinastía193.

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