Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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Prat, visionario y organizador, más que independentista era un soñador que proyectaba –como dice Comellas– “una gran Confederación Ibérica, que englobaría también a Portugal y Provenza, impulsada desde Barcelona por el genio catalán, pero que su papel histórico se limitó a sentar las bases del catalanismo” al fundar la Lliga.

Aunque Almirall había fracasado en su intento de fundar un gran partido nacionalista afín al federalismo de la Primera República, y abandona el nacionalismo al ser desplazado por el más conservador de la Lliga, él fue quien acuña unas cuantas ideas-fuerza (sobre todo, con su escrito Lo Catalanisme) que pasarán desde entonces al nacionalismo posterior, en las que se mezclan verdades sobre la personalidad histórica de Cataluña con un duro desamor a España.

El influjo del liberalismo en Cataluña, más del conservador y romántico que del jacobino o de “izquierdas”, se dio sobre todo entre sus altas burguesías y élites intelectuales, representadas en la Lliga de Catalunya, que promueve con gran energía Prat de la Riba presentándola a un tiempo como la gran novedad: lo “abierto” a Europa (el noucentisme), y a la vez lo arraigado en la tradición de Cataluña, en el campesinado de su interior.

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