Читать книгу Palabras grabadas en mi alma. Testimonio de una discípula del maestro Peter Deunov онлайн
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El Maestro me miraba con atención. Cuando terminé, puse la escoba en su lugar, besé la mano del Maestro, y tomé el camino que desciende hacia la ciudad.
Muy avergonzada, entré en el pasillo sombrío del Ministerio de Educación. ¿Pero qué hacía yo allí a esta hora del día? Las oficinas estaban abiertas por la mañana entre las diez y las doce, y eran las cinco de la tarde. Estuve dando vueltas un rato preguntándome a qué puerta llamar.
– Oh, buenas tardes Milka, ¿cómo estás? ¿Qué te trae por aquí? Era el señor G., un periodista que conocía. Acababa de salir de la oficina del presidente.
– Hace casi un mes que vengo aquí todos los días, respondí muy sorprendida de encontrármelo allí.
Sabía que ayudaba económicamente a mis padres que vivían en Sofía, mientras que yo trabajaba en Varna. Sin una palabra, me hizo señas de esperar y volvió a la oficina del presidente.
Diez minutos más tarde, el inspector fue convocado a la oficina del presidente. Por un momento pude oír desde el pasillo las voces de los tres hombres que discutían animadamente. Después, el inspector y mi amigo salieron de la oficina, y este último entró en la oficina del secretario. Quince o veinte minutos más tarde, abrió la puerta y con una sonrisa me invitó a entrar.