Читать книгу Palabras grabadas en mi alma. Testimonio de una discípula del maestro Peter Deunov онлайн

20 страница из 27

Regresé a Varna. Y el primer día de escuela, el director me pidió que fuera a su oficina. Su esposa también estaba allí, porque ambos estaban impacientes por saber lo que yo tenía que decirles de parte del Maestro. Realmente avergonzada y ruborizada, les dije que no había conseguido hacerle la pregunta al Maestro sobre Dora. Numerosas lágrimas inundaron sus rostros. Yo me sentí triste y tenía mala conciencia. “No importa, volverás para las vacaciones de Pascua, ¿verdad? Espero que en ese momento puedas decirle algo, dijo el señor P...”, tratando de consolar a su mujer.

La víspera de las vacaciones de Pascua, la señora P., con los ojos llenos de lágrimas y tendiéndome una caja de chocolate, me suplicó que le preguntara al Maestro dónde se encontraba ahora Dora y por qué ya no podían soñar con ella. Esta vez decidí que, pasara lo que pasara, plantearía la cuestión al Maestro.

El último día de mi estancia en Sofía fui a despedirme del Maestro. Y entonces, al final, en el momento en que iba a marcharme, le hablé de la profunda tristeza de aquellos padres que acababan de perder a su hija y que me habían rogado que le preguntara dónde estaba ahora, así como la razón por la que ni siquiera podían soñar con ella.


Правообладателям