Читать книгу Palabras grabadas en mi alma. Testimonio de una discípula del maestro Peter Deunov онлайн

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No podían decir dónde y cómo se había resfriado, pero dos meses después, Dora murió. Y terminó con estas palabras: “Su padre y yo nos volveremos locos de tanto dolor...” Mi madre hacía todo lo posible para consolarla, pero seguía suspirando y llorando. “Quiero que alguien me diga, aunque no sea verdad, que está ahí en alguna parte. Por eso he venido a veros. Milka cree en la vida después de la muerte. Mi marido me dijo que Milka irá mañana a Sofía donde vive su Maestro. Oh, por favor, dile que le pregunte al Maestro dónde está ahora nuestra Dora...”

Al oír esto, fui hacia ella, y con el único deseo de consolarla, le dije que en la primera ocasión haría la pregunta al Maestro. Al mismo tiempo pensaba: “¡Pobre mujer, está desesperada! ¿Qué le diría el Maestro?”

Durante los diez días que pasé en Sofía, hablé con el Maestro dos o tres veces sin atreverme a preguntarle sobre la hija del director de la escuela. Pensé que no era apropiado que dedicara su tiempo a esto. Me decía a mí misma que era un Maestro espiritual, un filósofo, un sabio; ¿cómo podría ver en el más allá lo que los difuntos hacen allí? No podía imaginármelo.


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