Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн
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Al día siguiente en el trayecto hasta La Seu d’Urgell este capitán me dijo que procedía de la escala profesional y su relación tanto con el jefe de la unidad, como con el comisario y otros jefes le resultaba difícil y no podía admitir acciones como la que me afectaba. También me manifestó que suponía que la decisión de vivancos obedecería a cualquier tontería o malentendido, pues mi documentación no podía ser más correcta. Al llegar al chalet donde estaba el puesto central particular de vivancos, de mala forma me despojaron de mi pistola reglamentaria y más o menos a las dos horas de estar esperando me recibió en su despacho muy ufano y todopoderoso. Empezó insultándome llamándome oficialillo de academia y que cuando precisaba de algún oficial era él mismo el que lo elegía. Rompió ante mí los oficios y me condujeron a la prisión civil de La Seu d’Urgell.
Al enterarse el comandante Ródenas de mi detención vino a verme y me rogó no presentase ninguna reclamación, ya que en el Estado Mayor del Cuerpo de Ejército le habían dicho que, como a los dos días la División de vivancos la desplazaban al frente del Segre, se evitaban tener que enfrentarse con él. Yo de muy mala gana accedí.