Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн
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De nuestra estancia en Alicante se pueden destacar dos acontecimientos. Un intenso bombardeo que nos mantuvo en despliegue de defensa de la costa durante toda una noche, ante la inminencia de un desembarco del enemigo y que nunca supimos si fue simulado o sirvió como maniobra para conocer nuestra preparación militar. Nos pasamos toda la noche vigilantes, en la parte de la marisma alicantina, en posición de cuerpo a tierra, pero en este caso sobre la arena húmeda y fría. Cuando amaneció y sin habernos movido, estábamos agotadísimos.
Otro día hicimos un servicio en el puerto que mi buen amigo y compañero Luis Galán, que formaba parte de nuestro piquete, menciona muy detalladamente en su obra narrativa Después de todo …,ssss1 escribiendo:
Realizábamos largas marchas y ejercicios de vigilancia, con pocas armas porque andábamos escasas de ellas. Una tarde fuimos alertados con urgencia. Se nos desplegó en las inmediaciones del puerto. Nuestra misión era proteger el desembarco del material de guerra que acababa de transportar un mercante soviético, forzando el bloqueo establecido por navíos de guerra italianos y rebeldes. La aviación italiana bombardeó rabiosamente la zona portuaria pero no logró tocar ni al carguero ni a los camiones que rápidamente ponían a buen recaudo el material. Como durante las operaciones de descarga se entreabrieron algunas cajas, pudimos ver que nuestros amigos rusos conciliaban la vieja antinomia cañones o mantequilla. Las piezas de las ametralladoras Maxim que iban a reemplazar a las Hotchkiss en el armamento republicano estaban envueltas en mantequilla de primera calidad.