Читать книгу Maternidad Azul. Vivir con un hijo en las estrellas онлайн

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En mi caso, a pesar de ser matrona pro-parto vaginal, siempre supe que terminaría en una cesárea, y que iba a ser yo quien pediría esta opción, no más allá de la semana 37. Esto, sin ningún fundamento, simplemente se coló esa certeza y no me la saqué más.

Pasaban las semanas y para mí era ir cumpliendo metas; estaba muy angustiada por resolver rápido en qué lugar sería el parto, pese a eso tuve cita con 3 médicos diferentes y nunca pude decidir.

Miraba mi guatita crecer, le sacaba muchas fotos y esperaba con ansias el día en que cumplíamos semanas.

Le comenté a mi matrona que me importaba mucho que el lugar escogido tuviera la mejor unidad de neonatología, incluso lo conversé con varios pediatras. Ella me preguntó por qué estaba tan asustada y me recomendó no estresarme más con la idea, que ella estaría conmigo en cualquier lugar, y así fue. Luego entendí por qué tenía esas inquietudes.

Una mujer gestante se vuelve tremendamente intuitiva. Existe este halo energético a su alrededor que le permite comunicarse con el universo desde otro lugar. Y claro, se está transformando, se transforma en un canal de vida y se prepara para dar paso a una nueva existencia terrenal; eso es parte de la magia de gestar. Una mujer que gesta se vuelve cósmica y dedica toda su energía vital a la formación y contención de este nuevo ser ¿Existe otra tarea más trascendental?

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