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Contando los días y pese a sentirme muy extraña, todas las mañanas, con mi bata puesta, ponía nuestra canción en la cocina mientras preparaba mi única gran comida del día: pepino dulce para desayunar. Se me hacía agua la boca bailando mientras los pelaba, luego me sentaba a disfrutarlo hasta no poder comer más.
Mis días transitaron acompañados, intentando inyectar toda la alegría posible y alejar el miedo de mis pensamientos. Sabía que Noah no iba a estar mucho tiempo aquí con nosotros. De alguna manera lo sentí así. Sin embargo, intenté disfrutar del camino y agradecí tenerlo en mí todos los días, hasta que llegó el gran día. La noche anterior le dije al papá de Noah mientras conversábamos antes de dormir : “Siento que algo va a pasar, algo no está bien”.
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ATERRIZAJE ANTES DE TIEMPO
Sabia Naturaleza,
invádeme de tu calma y ritmo
para habitarme y volver a ti.
Loreto Hagar
Ese día me sentí tremendamente vulnerable, muy cansada y somnolienta. Lo relacioné con las jornadas de clases que había tenido. Sin embargo, intuía que algo no andaba bien y por eso insistí en quedarme en casa.