Читать книгу La democracia a prueba. Elecciones en la era de la posverdad онлайн
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Desde que a fines de los años ochenta se hicieron presentes por primera vez las alternancias en los gobiernos locales, los cambios de gobierno en las entidades se han vuelto no sólo más usuales sino la nota dominante (cuadro 17). Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se produjeron siete veces más alternancias que en el de Carlos Salinas de Gortari. Que pierda el partido que ocupa el poder no es un hecho inédito, ni discordante, sino reflejo de un voto popular que se ejerce en plena libertad. Solamente quien no quiera ver puede ignorar el profundo cambio político que se ha vivido a lo largo y ancho del país.
Una de las características del sistema de partido hegemónico que dominó al México posrevolucionario (1929-1988) fue que los gobernadores de los estados41 eran postulados por el PRI por designación del presidente de la república. Pero eso se acabó con la democratización: los mandatarios locales deben su cargo no al favor presidencial sino al sufragio de la ciudadanía y a elecciones sin ganadores ni perdedores predeterminados antes de la cita con las urnas. Mientras que Salinas de Gortari inició su sexenio en 1988 sin ningún gobernador de oposición, Ernesto Zedillo lo hizo con tres, Vicente Fox con 23 y Felipe Calderón con 22 más el jefe de gobierno de la Ciudad de México en ambos casos, Enrique Peña Nieto con 11 más el Ejecutivo de la capital del país, y López Obrador con 27 (cuadro 18).