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El cuadro 14 evidencia cómo las mujeres pasaron de ocupar menos de una quinta parte de la Cámara al inicio del siglo, para luego superar un tercio al inicio de la segunda década y llegar, en 2018, prácticamente a una situación de paridad.


En lo que se refiere al Senado, el cuadro 15 muestra una dinámica similar: en las primeras cuatro legislaturas del siglo (2000-2012), las mujeres no llegaron a representar ni una quinta parte de la Cámara alta; en las dos siguientes legislaturas (2012-2018)37 constituyeron casi un tercio y, gracias a la reforma que hizo obligatoria la postulación igualitaria, en 2018 el Senado se integró con solamente dos varones más que mujeres.

Lo anterior no se debe al resultado electoral de 2018, pues con independencia de qué partido o coalición hubiese obtenido más votos, en todos los casos se había registrado al mismo número de hombres que de mujeres, por lo que el equilibrio también se da al interior de las distintas bancadas legislativas en ambas cámaras del Congreso. La lucha por los derechos políticos de la mujer para votar y ser votada viene de lejos. Las conquistas en esta materia llegaron para quedarse y se trata de logros colectivos, sobre todo de mujeres, pertenecientes a toda la diversidad política del país.


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