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Cada ciudadano tiene asignada una sola casilla, cercana a su domicilio, para emitir su voto. El día de la votación, tanto los funcionarios de casilla como cada representante de partido tienen en su poder la lista nominal de los ciudadanos que pueden sufragar en ese punto de votación. Así, nadie podrá ser recibido para votar en una casilla distinta a la que le corresponde.

Además, el ciudadano debe presentar su credencial para votar con fotografía. Esa es la llave única e irreemplazable para sufragar.50 La fotografía debe corresponder con el portador de la credencial, y tanto el nombre impreso en la credencial como la fotografía deben coincidir con los que aparecen en la lista nominal. Tras comprobar esas coincidencias, se le entregan al elector las boletas para que marque su sufragio en cada una. En la lista nominal de la casilla, el secretario debe anotar la palabra «votó» junto al nombre de cada elector que acude a sufragar, una vez que se le identifica.

Las boletas de las elecciones federales están a cargo del INE.51 En 2018 se imprimieron 279.5 millones de papeletas de votación para las elecciones federales, que contenían nueve medidas de seguridad: marca de agua, fibras ópticas visibles, fibras ópticas ocultas, microimpresión con el texto «CERTEZALEGALIDADINDEPENDENCIAIMPARCIALIDADMAXIMAPUBLICIDADOBJETIVIDAD», impresión invertida, imagen latente (es decir que requiere de una mica especial para observarse) y una impresión invisible que se observa con la ayuda de una lámpara de luz ultravioleta. Además, existen dos medidas de seguridad que sólo conoce el fabricante –Talleres Gráficos de México– y que se dan a conocer al INE después de la jornada electoral. Por tanto, las boletas son infalsificables.


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